La ciencia respalda la crianza con apego, el resultado de un experimento realizado en los años 70 demostró que es muy importante el vínculo entre los padres y el hijo para su correcto desarrollo. La teoría de la crianza con apego se trata de que los niños mantengan un fuerte vínculo emocional durante su infancia con sus padres, esto les permite desarrollar mayor seguridad, independencia y autonomía, así como también tener buenas y sanas relaciones con otras personas.
Toda teoría y estilo de crianza así como la del apego generan un debate bastante fuerte, entre aquellos que la defienden así como aquellos que prefieren detractarla. La crianza de los hijos no es una ciencia exacta y puede que no existan métodos «buenos» o «malos» pero cada familia es un mundo y los padres toman su decisión de como criar sus hijos en base de las circunstancias en como viven.
A pesar de todo ello, la ciencia nos muestra de forma objetiva los efectos de las diferentes formas de criar a nuestros hijos pequeños. El primer experimento que mostraba las bondades de la crianza con apego se le denominó «Prueba de la Situación Extraña» durante los años 70 y realizado por la investigadora estadounidense Mary Ainsworth.
La ciencia respalda la crianza con apego
El equipo de la investigadora Ainsworth estuvo durante algunas horas observando la relación entre los padres y sus hijos durante el primer año de vida del bebé. Luego de esto dividieron a los niños en dos grupos, aquellos que desarrollaron lo que denominaron apego seguro, es decir, aquellas madres que respondieron de inmediato a las señales de su bebé, fuese sido llanto, querer ser cargados por ellas o incluso si querían comer, y otro grupo denominado apego inseguro, donde las madres no respondían muy a menudo a estas señales, o eran ellas quienes imponían momentos para jugar o tener a sus bebés en brazos.
Luego de haber establecido dicha clasificación, los bebés al tener un año pasaron por lo que denominaron la «Prueba de la Situación Extraña», ahí eran observados y grabados a través de un espejo como durante 20 minutos ellos exploraban una habitación desconocida llena de juguetes. Su figura de apego, mayormente la mamá, salía del cuarto en dos oportunidades durante un par de minutos durante esta prueba. La mayoría de los bebés interrumpían sus actividades y lloraban buscando a mamá. Al volver, sus reacciones eran muy diferentes, pero siempre con un patrón claro. Los niños con apego seguro se calmaban en brazos en los brazos de su madre y luego seguían con su actividad de exploración mientras que aquellos niños con apego inseguro lloraban de forma desconsolada y era casi imposible calmarlos, otros parecían indiferentes e incluso algunos no querían acercarse a su madre.
La ciencia respalda la crianza con apego luego de estas pruebas, hoy día se siguen realizando investigaciones sobre la crianza con apego. Algunas de ellas han revelado que el 80% de los niños que han sido víctima de maltrato presentan un patrón de apego inseguro. Otras investigaciones revelan que los niños con dos años que han desarrollado apego seguro suelen ser más entusiastas con juegos que le plantean un desafío y son mucho más confiados en sí mismos, y cuando tienen entre 3 y 5 años suelen ser mucho más autónomos y curiosos.
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